Pedir ayuda a los ángeles.

Si ya estás abierto/a a recibir la ayuda de los ángeles, el segundo paso es pedir. Darles permiso a los ángeles para intervenir en nuestra vida es muy importante, pues de lo contrario, ellos no pueden interferir con nuestras decisiones. Los ángeles deben respetar la ley del libre albedrío.

En el universo, estamos regidos por la ley del libre albedrío. Cada individuo, cada ser sintiente, tiene el derecho de elegir lo que desea. En cada instante estamos tomando decisiones que determinarán lo que viviremos en un futuro inmediato o a largo plazo. Comer una manzana o chocolate, tomar la ruta corta o la pintoresca, decir eso que pensamos o esperar antes de hablar; cada una de estas acciones tendrá una consecuencia. Cada acción genera una reacción, y eso es lo que forja nuestra realidad. Es la ley de la existencia, la tercera ley de Newton aplicada a la humanidad: que cada acción genera una reacción. Por eso, los ángeles no pueden intervenir en nuestras vidas y nunca intercederán por nosotros sin nuestro permiso.

Ellos siempre están a nuestro lado brindándonos consuelo y consejo, pero nunca harán nada por nosotros si no les damos permiso, incluso si ven que nos acercamos a un peligro.

La única situación en la cual ellos pueden interferir es cuando nos acercamos a un peligro de muerte y todavía no nos ha llegado la hora; de lo contrario, no pueden ayudarnos, pues no pueden interferir con la ley del libre albedrío.

Por eso, si queremos recibir en grande la ayuda de los ángeles, es importante pedir. Esto lo hacemos naturalmente cuando rezamos. Ahora podemos traer estas oraciones al diario vivir para mejorar cada uno de los momentos y situaciones de nuestra vida.

La humanidad ha olvidado la presencia de los ángeles y la magia que se despierta cuando contamos con su apoyo. Pero estamos entrando a un momento de la historia en el que el velo que separa la dimensión humana de la angelical se está retirando. Cada vez tenemos más posibilidades de escuchar, sentir y trabajar con estos seres de luz.

Y ellos quieren que lo hagamos; los ángeles quieren que contemos con su ayuda para vivir más felizmente cada instante de nuestra vida humana. Al hacerlo, les damos la posibilidad de evolucionar, pues ellos también están en constante desarrollo, al igual que nosotros.

Hay un grupo que llamamos los «ángeles desempleados». Están en todas partes deseando y esperando que pidamos su intervención para que puedan actuar. Los llamamos así porque son pocos los que saben que existen y piden su apoyo.

Por eso, no tengamos miedo ni vergüenza de pedir ayuda a un ángel. Ellos se sentirán honrados de brindarla, pues su propósito es servir a Dios, y cada uno de nosotros posee dentro de sí la chispa divina, la esencia de Dios.

Por otro lado, debes permanecer atento, pues estos mensajes pueden llegar en forma de instrucciones: “párate en la esquina para que te vean”, “entra por la puerta de atrás”, “lleva la sombrilla”, etc.

Pedir ayuda a los ángeles; ellos se sentirán honrados de servirte, pues saben que están colaborando con la paz mundial, una persona a la vez, y ese es su propósito.

Pero la parte más importante la hacemos nosotros, por eso es tan importante escuchar, sentir y saber lo que los ángeles quieren decirnos y mostrarnos.

¿Cómo pedir?

Los ángeles entienden nuestra intención en la primera milésima de segundo en cuanto surge nuestro deseo de pedir ayuda. No necesitan un ritual o una oración elaborada. Un solo pensamiento basta, y toda la energía celestial se pondrá en orden para atender al llamado.

No debemos darles instrucciones a los ángeles sobre cómo ayudarnos, pues entre infinitas posibilidades, ellos escogerán la mejor, mientras que nuestra mente limitada solo verá unas cuantas maneras. Cuanto más específica sea la forma de los resultados que estás esperando, más posibilidades hay de decepcionarse. Entre más expectativas, más decepción. Por eso, ábrete a las sorpresas y no le des instrucciones precisas a los ángeles.

Saber pedir es muy importante. Los seres humanos somos mucho más poderosos de lo que creemos, por eso debemos tener mucho cuidado cuando hacemos un pedido al universo. Siempre debemos pedir bienestar. Cuando damos demasiados detalles sobre aquello que queremos obtener, probablemente se nos olvide lo más importante y una vez que se manifiesta eso que tanto anhelamos, probablemente ya queremos otra cosa. Lo que nunca cambiará es la forma como nos queremos sentir: amando y amados, felices y en paz; lo demás es secundario.

Además, debemos respetar el libre albedrío de todos los seres, tal como lo hacen los ángeles. Si pedimos algo específico para alguien, quizás estemos pasando por alto los profundos deseos de su alma. Quizás esa persona necesite que no le den el trabajo para activar su creatividad y hacer lo que realmente le gusta. Por eso, al igual que para nosotros mismos, para los demás, debemos pedir solo bienestar sin interferir en los detalles sobre cómo alcanzarlo.

Todos los seres humanos nos merecemos recibir la ayuda de los ángeles, así que nunca temas pedir; recuerda que los ángeles estarán encantados de servirnos.

Además, cuando pedimos, nos volvemos receptivos a su ayuda y podemos percibir los mensajes que nos envían.

Por Catalina Ramelli

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